La Bahía de Mazarrón, al igual que gran parte del litoral murciano, cuenta con fondos submarinos de enorme interés, que resultan muy atractivos tanto para quienes se inician como para buceadores con experiencia.
La configuración de su costa, junto con las montañas que la rodean, hacen de este enclave un lugar privilegiado. Las brisas costeras atemperan las temperaturas durante todo el año, generando un clima ideal para la práctica del buceo en cualquier estación.
Nos centramos principalmente en una zona de buceo que abarca un radio de aproximadamente 20 kilómetros alrededor del Puerto de Mazarrón. Dentro de este área se encuentran más de 25 puntos de inmersión, con profundidades que van desde la superficie hasta los 60 metros, incluyendo paredes verticales, bajos, pecios y cuevas.
Entre estas zonas, cabe destacar la Reserva Marina de Cabo Tiñoso, un espacio natural protegido que ofrece algunas de las inmersiones más espectaculares de la región. Para acceder a ella es necesario contar con un permiso especial, lo que implica una gestión previa y un suplemento adicional en el coste de la salida. Su biodiversidad y estado de conservación la convierten en una visita imprescindible para los amantes del buceo.
Una milla mar adentro, a 5 minutos de navegación desde el puerto, se encuentra el Bajo de Fuera, una cresta de montaña submarina cuya cima se sitúa a 14 metros de profundidad y que desciende hasta los 32 metros en su cara sur. Este enclave ha generado un ecosistema único en la zona, con una notable densidad y variedad de vida marina como meros, congrios, morenas, pulpos, dentones, peces luna y una rica vida bentónica. En la zona norte, de pendiente más suave, reposan varios pecios de madera y una estatua conocida como “La Diosa de los Mares”, mientras se sigue completando el área con el hundimiento controlado de embarcaciones pesqueras para conformar un arrecife artificial.
Unas de las mejores calas para realizar el Buceo de iniciación entre 3 y 10mts de profundidad, donde se realizan los cursos y bautismos de buceo de la zona.
En las proximidades, a 5 minutos de navegación, se encuentra «El Nalón«, una Patrullera de Altura de la Armada, pecio este, que también puedes visitar.
En esta zona, también puedes realizar una inmersión «curiosa», al bucear siguiendo los Tubos colectores de la desaladora de Valdelentisco.
La Isla de Paco o de Adentro, está situada frente a la Playa de la Isla, en el Puerto de Mazarrón, siendo este un lugar ideal para las prácticas de los que se inician en este deporte. La inmersión se realiza por la parte exterior de la Isla, donde encontramos gran variedad de vida animal y vegetal así como una pequeña cueva visitable. Profundidad de hasta 14 metros.
También en esta misma zona disponemos de otros puntos de inmersión interesantes: Azores (inmersión a 42 m. de profundidad), El Freo (37 m. de profundidad) donde podremos observar grandes animales marinos. Frente a Bolnuevo, a 14 metros de profundidad, podemos visitar también, los restos de una Caravana, arrastrada por la riada que arrasó el camping en septiembre de 1989.
Siguiendo hacia poniente, nos encontramos la Isla de Cueva Lobos. Zona interesante por sus amplias praderas de posidoneas y la vida animal que alberga.
En esta zona, también podemos encontrar, en profundidades que oscilan entre 14 y 30 metros, lajas, pequeños bajos.
La desalinizadora de Valdelentisco, se encuentra situada en la desembocadura de la rambla, del mismo nombre, en el límite del término municipal de Cartagena y Mazarrón.
Tanto la captación del agua del mar, como la salida de la salmuera, resultante del proceso de desalinización, se realizan a través de dos tubos submarinos, de poliéster y fibra de vidrio, de aprox 1,5 metros de diámetro, que discurren paralelos y mantienen entre ellos una separación de aprox. 2 metros. Estas tuberías se encuentran ancladas al fondo marino con estribos de hormigón. La profundidad de estos tubos es variable; pues va desde los 5 metros, en su salida al mar cerca de la costa, desconociendo actualmente hasta que profundidad y distancia continúa el «inmisario». Algún día llegaremos al final (o al principio, según se mire)
A unos 23 metros de profundidad, a unos 700 metros de la costa, encontramos el final del «emisario de vertido», donde se encuentran los «difusores» de la salmuera, y podemos apreciar el aumento de la salinidad y de la temperatura del agua. La inmersión desde embarcación, y en función del lugar que escojamos alcanzaremos una u otra profundidad. Descenderemos por el cabo del ancla y, por lógica, realizaremos un recorrido hacia la zona más profunda, alejándonos de la costa, para luego regresar al cabo de fondeo.
La inmersión la realizamos, siguiendo el trazado de los tubos, escudriñando y mirando debajo de ellos, en los recovecos y grietas que dejan los estribos de hormigón, y ocasionalmente, alejándonos un poco de los tubos para observar alguna piedra y los bloques de hormigón colocados para evitar la pesca de arrastre.
La inmersión discurre principalmente entre fango, piedras y algún tramo de posidonia oceanica. En cuanto a fauna, podemos decir que no es especialmente rico, aunque aún podemos encontrar variedad de vida animal: Pulpos, morenas, congrios, doncellas, sargos, pepinos de mar, castañuelas, abadejos, algún mero que otro y otros tipos de «vida pequeña
El Nalón es un antiguo dragaminas costero de la Armada Española, clase MSC-139 Bluebird, botado en 1952 en Estados Unidos y transferido a España en 1954. Tras décadas de servicio como dragaminas y patrullero (P-51), fue dado de baja en 1993 y hundido el 6 de junio de 1999 en la Bahía de Mazarrón para convertirlo en un arrecife artificial. Su historia está ligada a otros buques como el Ulla y el Turia, también hundidos con fines similares en la costa murciana.
La inmersión en este pecio se realiza a unos 5 minutos en barco desde el Puerto de Mazarrón. El barco descansa sobre un fondo arenoso a 35 metros de profundidad, con la proa ubicada a 28 metros. Debido al paso del tiempo, el estado de conservación del pecio ha empeorado y no se recomienda acceder a su interior, aunque en épocas anteriores era posible explorar camarotes, bodegas, el puente y otras estructuras internas con precaución.
En cuanto a la vida marina, aunque no es una inmersión especialmente rica en fauna, pueden observarse obladas, sargos, corvinas, doradas, barracudas y ocasionalmente peces luna. En el interior del barco es posible encontrar brótolas, meros o cigarrones. Esta inmersión está considerada de dificultad media, indicada para buceadores con cierta experiencia, y tiene una duración aproximada de entre 25 y 30 minutos.
Situada frente a la Playa de la Isla, en el Puerto de Mazarrón, la Isla de Paco —también conocida como Isla de Adentro— es un lugar ideal para quienes se inician en el buceo. La inmersión se realiza por la parte exterior de la isla, principalmente en la pared sur, donde abundan las praderas de posidonia oceánica y la vida marina propia del Mediterráneo. La profundidad varía entre 0 y 16 metros, lo que permite una experiencia segura y accesible con excelente visibilidad.
En esta zona es común observar especies como pulpos, morenas, cangrejos ermitaños, doncellas, castañuelas, meros y nudibranquios. Además, en la pared sur, en la zona de levante de la isla, a unos 3 metros de profundidad, se encuentra una pequeña cueva visitable. Frente a la entrada de esta cueva, a 12 metros, descansa una placa conmemorativa «in memoriam» a Jacques Cousteau, lo que le da un valor simbólico especial a esta inmersión.
La inmersión en Azores se encuentra en una zona profunda frente al Puerto de Mazarrón, con una profundidad que alcanza los 42 metros, lo que la convierte en un punto reservado para buceadores experimentados. Aunque el documento no detalla extensamente este sitio, se menciona junto a otras inmersiones profundas de interés biológico por la posibilidad de observar grandes animales marinos.
Al tratarse de una inmersión técnica por su profundidad, es fundamental contar con el nivel adecuado y experiencia previa. Azores forma parte del conjunto de puntos destacados en la zona, ideales para quienes buscan exploraciones más exigentes dentro del entorno mediterráneo de Mazarrón.
El Freo es una inmersión profunda que se desarrolla sobre la cresta de una montaña submarina cuya profundidad varía desde los 26 metros en la cima hasta los 42 metros en su base. Esta zona destaca por la densidad y variedad de vida animal que alberga, y por ofrecer diferentes itinerarios según la experiencia y titulación del buceador, lo que la convierte en una inmersión versátil y espectacular.
En sus aguas es común encontrar fuertes corrientes, aunque se ven compensadas por la riqueza del entorno: rayas águila, peces luna, barracudas cazando bancos de boquerones, además de los típicos sargos, dentones, congrios, meros, pulpos y lábridos. La combinación de profundidad, biodiversidad y topografía hace de El Freo una de las inmersiones más completas de la zona para buceadores avanzados.
Frente a la localidad de Bolnuevo, a una profundidad de 14 metros, se encuentra el peculiar punto de inmersión conocido como La Caravana. Este sitio debe su nombre a los restos de una caravana arrastrada por la gran riada que azotó el camping de la zona en septiembre de 1989, lo que lo convierte en una inmersión con un trasfondo histórico singular.
A pesar de su origen inusual, la zona se ha transformado en un pequeño arrecife artificial que alberga diversas especies marinas. Gracias a su accesibilidad y profundidad moderada, es una inmersión adecuada para niveles intermedios y curiosos que quieran explorar un rincón distinto dentro del entorno marino de Mazarrón.
La Isla de Cueva Lobos, situada frente a la costa de Mazarrón, es un enclave protegido y calificado como Lugar de Interés Comunitario. Este islote ofrece refugio a diversas aves marinas como pardelas cenicientas, paiños comunes, estorninos y palomas, pero también destaca por sus fondos marinos ricos y bien conservados. Su principal atractivo submarino son las extensas praderas de posidonia oceánica, indicadoras de la excelente calidad de sus aguas.
Las inmersiones en esta zona alcanzan hasta los 14 metros de profundidad, lo que la hace apta para todos los niveles. Además de la posidonia, pueden observarse especies como morenas, pulpos, sargos, serranos, abadejos y meros. En los alrededores también existen pequeños bajos y formaciones rocosas, como la llamada “piedra de la Mari Luz”, que oscilan entre los 24 y 30 metros de profundidad y complementan la experiencia en este entorno natural privilegiado.
Conocida como La Puntica o La Farola por situarse justo debajo del faro de Cabo Tiñoso, esta zona marca el punto más profundo de toda el área de buceo. Desde aquí, la profundidad desciende rápidamente y, a escasos 2 kilómetros mar adentro, se alcanzan más de 1.000 metros de profundidad. Las inmersiones se realizan sobre pared, en fondos que superan los 50 metros, lo que convierte esta zona en un sitio técnico y exigente, ideal para buceadores muy experimentados.
Gracias a la confluencia de dos grandes masas de agua —la de la bahía de Mazarrón y la de Cartagena— las aguas suelen ser claras y bien oxigenadas, lo que favorece la presencia de especies pelágicas de interés. A unos 15 metros de profundidad, destaca una gran pared tapizada de anémonas, y en el fondo arenoso también pueden observarse gorgonias blancas y amarillas. Esta mezcla de profundidad, corriente y biodiversidad hace de Cabo Tiñoso uno de los puntos más espectaculares y desafiantes de la zona.
Ubicado entre Cabo Tiñoso y El Arco, Cabo Falcón debe su nombre a la presencia de halcones en la zona. Esta inmersión se realiza sobre una pared que desciende verticalmente, alcanzando profundidades de más de 30 metros, y se caracteriza por sus aguas claras y bien oxigenadas. Debido a su ubicación expuesta, es común encontrar algo de corriente, aunque no suele ser excesivamente fuerte.
Durante la inmersión se recorren pendientes arenosas, formaciones rocosas producto de desprendimientos y amplias praderas de posidonia. A medida que se avanza, las paredes se vuelven más verticales y tapizadas de clavelinas, y es posible observar animales bentónicos, peces luna y otras especies pelágicas. Frente al fondeo, a tan solo 5 metros de profundidad, se encuentra una pequeña cueva que puede visitarse al finalizar la inmersión.
Situada al abrigo de majestuosos acantilados y a unos 20 minutos de navegación, Cala Cerrada es un enclave privilegiado para el buceo. Su configuración protegida permite disfrutar de aguas tranquilas, lo que la hace ideal para cursos, bautismos y actividades formativas. En su interior, a profundidades de hasta 14 metros, se extienden densas praderas de posidonia oceánica que actúan como refugio para una gran variedad de fauna marina, incluyendo especies poco comunes como el pez de San Pedro o caballitos de mar.
Fuera de la cala, la inmersión se vuelve más profunda, llegando hasta los 30 metros. En la cara de poniente, a 22 metros, reposan los restos de una pequeña barca habitada por congrios y morenas. Destaca una gran piedra con notable concentración de vida, y en el centro de la cala, a 6 metros, se halla un monolito de mármol rojo colocado en memoria de las víctimas del terrorismo en España. Los bloques de roca, producto de desprendimientos del acantilado, brindan contrastes visuales impresionantes en esta inmersión rica en biodiversidad.
Ubicada entre La Azohía y Cabo Tiñoso, al este de Cala Cerrada, Cala Abierta es una bahía de mayor tamaño, accesible tanto por mar como por tierra. Se trata de una zona muy tranquila, ideal para los amantes del turismo activo y el buceo relajado. Su fondo es mixto, compuesto por rocas, arena, cascajo y una extensa pradera de posidonia oceánica con abundancia de nacras (Pinna nobilis), lo que la convierte en un punto muy atractivo desde el punto de vista ecológico.
Si se opta por el tramo de poniente, la inmersión es perfecta para buceadores noveles, ya que no supera los 20 metros de profundidad. En cambio, hacia levante, el fondo se vuelve más abrupto con paredes y cañones que alcanzan los 30 metros. También se encuentra un pequeño bajo a solo 6 metros de profundidad con paredes verticales que descienden hasta los 28 metros, ofreciendo una experiencia más completa para quienes buscan variedad topográfica y biológica.
Ubicado entre El Muellecico y Cabo Falcón, El Arco es una de las inmersiones más destacadas de la zona, tanto por su belleza natural como por su diversidad biológica. La inmersión comienza bajo un arco de piedra sumergido entre 5 y 8 metros de profundidad, desde donde se accede a un bajo que se extiende en dirección sur, alcanzando los 37 metros sobre un fondo de arena. Gracias a sus aguas claras y bien oxigenadas, esta zona alberga una enorme variedad de fauna marina.
Durante la inmersión es común encontrar bancos de sargos, corvinas, barracudas, bogas, castañuelas, además de especies como dentones, brótolas, morenas, congrios, langostas, nudibranquios y, ocasionalmente, peces luna, torpedos o rayas águila. Se puede fondear directamente sobre el bajo o utilizar una boya situada a unos 15 metros de profundidad. Al finalizar, pasar bajo el arco permite disfrutar de un juego de luces y sombras que aporta una experiencia visual única antes del ascenso.
Llamado así por la forma del saliente rocoso que recuerda a un pequeño muelle, El Muellecico es una inmersión con una orografía espectacular y muy contrastada. Comienza en una cota de -7 metros y desciende hasta los 30 metros a través de desniveles rocosos, terrazas y salientes verticales que terminan en lechos de arena. Las formaciones combinan suaves pendientes de cascajo con tramos abruptos de rocas desprendidas del acantilado.
Entre las grietas y bloques es común encontrar fauna territorial como brótolas, morenas, congrios y algún mero. Además, entre los 14 y 18 metros hay praderas dispersas de posidonia oceánica que enriquecen el entorno. La claridad del agua y la complejidad del relieve ofrecen una inmersión atractiva para buceadores que buscan paisajes submarinos variados y buena visibilidad.
Ubicada a levante de la Punta de La Azohía, El Corralón es una cala poco profunda de aguas cristalinas, ideal para buceadores principiantes o para realizar bautismos. La inmersión comienza en un fondo de 6 metros sobre posidonia y cantos rodados, con un paisaje que recuerda el cauce de un río. Desde allí se avanza progresivamente hasta salir de la cala, ganando profundidad de forma suave.
Al llegar a la punta, la inmersión continúa sobre una pared que alcanza los 20 metros, donde se pueden observar grandes praderas de posidonia oceánica y una notable variedad de especies como brótolas, sargos, castañuelas, congrios y morenas. Por su buena visibilidad, fondo estable y riqueza biológica, El Corralón es un entorno perfecto para quienes se inician en el buceo o buscan una experiencia tranquila y segura.
Situado a poniente de Cala Cerrada, en las paredes de Cabo Tiñoso, El Tajo “Colorao” recibe su nombre por el característico tono rojizo de la roca. Esta inmersión se realiza sobre una pared submarina que no supera los 30 metros de profundidad, lo que la convierte en una experiencia apta para todos los niveles. Las condiciones de luz y claridad del agua permiten disfrutar de sombras, contraluces y una paleta de colores muy atractiva durante todo el recorrido.
El fondo está compuesto por bloques desprendidos del acantilado, entre los cuales se pueden encontrar platelmintos, anélidos, nudibranquios, brótolas, morenas, congrios, pulpos, barracudas, castañuelas, sargos y corvinas. Una modalidad habitual en este punto es realizar una inmersión “caribeña” que finaliza en Cala Cerrada, donde la embarcación recoge al grupo. La combinación de pared, biodiversidad y accesibilidad convierte a El Tajo “Colorao” en una de las inmersiones más completas de la zona.
Ubicada entre El Corralón y El Tajo Colorao, La Garita toma su nombre del antiguo puesto de vigilancia y proyector antiaéreo que allí existía, perteneciente a las defensas costeras de Castillitos. Hoy, aunque en estado de deterioro, el lugar conserva un fondeo preparado para embarcaciones que permite acceder a una inmersión cómoda y visualmente atractiva. El descenso comienza a 9 metros de profundidad, sobre un fondo de piedras y cascajo, rodeado de posidonia oceánica.
La inmersión se desarrolla sobre pared, con formaciones en terrazas y bloques caídos que descienden hasta los 29 metros. Gracias a la confluencia de las masas de agua de la bahía de Mazarrón y de levante, el entorno presenta aguas bien oxigenadas y claras, lo que favorece la vida marina. Es habitual encontrar brótolas, congrios, morenas, pulpos, cangrejos, sargos, barracudas, nudibranquios y anémonas, entre otros. La riqueza de colores y contrastes hace de esta una inmersión ideal para todos los niveles.
Ubicada en la zona de Cala Aguilar, al este de Cabo Tiñoso, la Cueva de la Virgen —también conocida como Cueva de Neptuno— es una de las cavidades submarinas más visitadas de la región. Su entrada se encuentra a 12 metros de profundidad, y da acceso a una gran bóveda parcialmente emergida que recibe luz natural, creando un ambiente mágico donde incluso crecen una higuera y un palmito.
En el interior se encuentra una figura de una virgen, que le da nombre a la cueva, y el lago salobre que ocupa buena parte de la sala se alimenta de una surgencia de agua dulce, generando capas de distinta densidad y temperatura. La cavidad, formada por calizas tableadas y fruto de fracturas tectónicas, cuenta con unos 33 metros de longitud, 30 de ancho y hasta 10 metros de profundidad. Es una inmersión amplia, luminosa y relativamente sencilla, apta para quienes estén familiarizados con el buceo en ambientes cerrados.
Situada al oeste de Cabo Tiñoso, muy cerca de El Arco, la Cueva del Lago —también conocida como Cueva del Arco o CT-16— es una de las cavidades submarinas más impresionantes de la región. Su entrada se encuentra a unos 3 metros de profundidad, y tras un corto sifón de 5 metros se accede a una gran bóveda con un lago interior de agua salobre que alcanza hasta 12 metros de profundidad en algunos puntos.
La cueva está formada por calizas azules fuertemente fracturadas, afectadas por procesos de erosión y corrosión. En su interior se desarrolla una sala de más de 80 metros de longitud y 42.000 m³ de volumen, considerada una de las más grandes de Murcia. Además del lago, se ramifican diversas galerías sumergidas y zonas secas con formaciones litogénicas como coladas y estalactitas sumergidas. Por su complejidad y dimensiones, es una cavidad apta solo para buceadores con formación específica en espeleobuceo.
La Cueva CT-17, también conocida como Cueva del Arco, se encuentra al este del punto de inmersión El Arco, y es una cavidad pequeña y accesible, apta para todos los niveles. Su entrada está situada a unos 3 metros de profundidad, lo que permite un ingreso sencillo desde superficie o tras una breve inmersión.
Una vez dentro, se recorre un pasillo de unos 12 metros que conduce a una bolsa de aire en la que aún se conservan formaciones de estalactitas y estalagmitas visibles. Esta cueva es ideal como primer contacto con el buceo en cavidades, ya que no presenta grandes exigencias técnicas, y ofrece una experiencia visual muy interesante gracias a su iluminación natural y relieve rocoso.
La CT-12, también llamada Cueva de la Herradura por su forma de «Y» invertida, está situada al este de El Arco, en la costa oeste de Cabo Tiñoso. Se trata de una cueva extensa, con más de 200 metros de recorrido, de los cuales más de 100 transcurren por zonas estrechas y técnicas, lo que la convierte en una inmersión apta exclusivamente para buceadores con experiencia en espeleobuceo.
Cuenta con dos entradas: una a 23 metros de profundidad y otra a 15 metros, que conectan con un túnel de entrada amplio y relativamente sencillo. Sin embargo, a medida que se avanza, la cueva se vuelve más compleja, con pasos estrechos, múltiples ramificaciones y zonas de difícil acceso. Es una inmersión espectacular, pero que requiere preparación específica, formación en buceo en cuevas y equipo adecuado.
Situado en el Rincón de la Ovaza, entre el Cabezo de Atalallón y Cabo Falcón, este sistema de cuevas se compone de tres cavidades conectadas entre sí: Ovaza I, II y III. Se encuentran en un entorno espectacular, dominado por paredes de más de 200 metros de altura y solo son accesibles por mar. Las cuevas se desarrollan a diferentes alturas respecto al nivel del mar y se comunican internamente a través de galerías, pozos y pasos estrechos.
La Ovaza I, terrestre, se encuentra a 5,6 metros sobre el nivel del mar. La Ovaza II tiene una entrada a nivel del mar con una fractura semiinundada y sifones que conectan con galerías internas. La Ovaza III se encuentra completamente bajo el agua, a 5 metros de profundidad, y da acceso a una sala semiinundada de grandes dimensiones. El recorrido entre las cavidades incluye rampas, pasillos, diaclasas y gateras que requieren experiencia y dominio técnico, siendo un sistema reservado para buceadores expertos en espeleobuceo.
Ubicada en la pared sur de la Isla de Paco, en la zona de levante del Puerto de Mazarrón, la Cueva de la Isla es una cavidad pequeña pero simbólica. Su entrada se encuentra a apenas 3 metros de profundidad, lo que la hace fácilmente accesible y adecuada incluso para buceadores con poca experiencia en cavidades.
Frente a la entrada de la cueva, a unos 12 metros de profundidad, se encuentra una placa de piedra conmemorativa colocada in memoriam a Jacques Cousteau. Aunque no tiene la magnitud de otras cavidades de la zona, su ubicación, accesibilidad y valor emocional la convierten en un punto de inmersión muy especial, ideal como cierre de una jornada de buceo o complemento de una inmersión en la Isla de Paco.